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Un encuentro inesperado

Estaba cerrando la tienda donde curro todo emocionado porque después del día de mierda que había tenido iba a quedar con mi mejor amiga para cenar. Mi móvil empezó a vibrar. 3 mensajes de Amanda cancelando los planes porque su queridísimo novio se apareció por sorpresa e iban a ir a cenar.

 

No pude evitar decepcionarme por dos razones: primero, porque tenía muchas ganas de cenar hamburguesa; y segundo y quizás más importante, es el hecho de que así tenía excusa para quedarme hasta tarde en Madrid centro y quedar con al menos un par de tíos para poder ponerme de rodilla y zamparme unos buenos rabos y tragarme unas cuentas corridas.

 

Resignado porque ya no iba a ponerme gordo con la hamburguesa decidí al menos intentar ver si podía cumplir con la segunda opción por lo que me metí en Grindr a ver si pillaba algún buen rabo. Para mi sorpresa, tenía 7 mensajes de 3 perfiles distintos.

 

El primer perfil era de -Rompe Culos XL- no tenía foto de cara pero las fotos de cuerpo eran impresionantes, desde luego muy alejado mi liga.

 

RompeCulosXL_19:50

Tío se ve que tienes muy buen culo

Estoy donde un colega, ¿te vienes y nos la comes?

Si te portas bien, te damos caña en ese culo que vas a flipar

 

Estaba muy intrigado porque no es habitual que un tío de ese físico se fije en mí y mucho menos me escriba.

VersßàTrago(n)_21:40

Claro, yo acabo de salir del curro

¿Dime a dónde voy?

 

Le mandé una foto de mi culo que me hice frente a los espejos del baño del curro pero luego viendo de nuevo su perfil me di cuenta de que llevaba más de 1 hora sin conectarse.

 

El segundo perfil era -Amo XXL- o como prefería llamarle yo El Pesado. La razón del apodo es que hará hace casi 3 meses, me armé de valor para escribirle a este chico. Su perfil era de las cosas que más me habían hecho babear y poner durísimo en cuestión de segundos. 32 años y  1,87cm. Su descripción era: “Tío 200% activo y totalmente dominante 24cm en busca de un sumiso que quiera tragarse mi rabo y leche sin quejarse las veces que yo quiera y que no entienda de la palabra no. Me da igual que seas act, vers o pasivo, mi polla siempre es la que acabará en tu culo. No busco amor, sino a un regular.” No tenía foto de cara frontal sino un par de perfil y con paisajes detrás; y otras dos donde mostraba que tenía un señor cuerpazo y con pelo en pecho, tal y como me gustan.

 

Supongo que esta es la parte en la que debería introducirme… mi nombre es Alfredo y tengo 26 años. No me considero un tío guapo y no, no lo digo para intentar parecer humilde, simplemente es la realidad. Mido 1,80cm y peso 87kg por lo que se puede decir que estoy algo rellenito. Soy moreno-mestizo de piel lo cual suele llamar la atención de la gente, para bien o para mal. En cualquier caso las únicas cualidades que tengo a mi favor es que tengo unas señores piernazas, de arriba a abajo; un señor culete redondo bien definido que sabe cómo hipnotizar y sobretodo que soy un excelente mamonazo, de los mejores que tu polla tendrá el placer de conocer y que tengo una personalidad alegre y chocante que no vas a poder evitar pensar lo extrañamente majo que soy… en el 90% de los casos.

 

Después de esperar un buen rato el tío me respondió diciendo que no estaba interesado, lo cual no hubiese dolido tanto de no ser porque al rato añadió un mensaje más diciendo que por muy buen culo que tuviese yo no era para nada su prototipo de tío. Tras leer eso, borré la conversación y listo.

 

Volviendo al tema que nos ocupa, desde hace un par de semanas me ha escrito unas cuantas veces pero hasta ahora simplemente le había ignorado. Esta vez sin embargo, decidí bloquearle de una buena vez sin molestarme en leer lo que me había escrito ahora.

 

El tercer perfil, -Bi Activo- no estaba mal salvo por el hecho de que solo tenía 20 años y por regla general no me suelen gustar más jóvenes que yo.

 

BiActivo_21:23

Hola

Interesado en comerte 19cm de polla?

 

…Pero dado a que estaba con muchas ganas de zampar, decidí responderle:

 

VersßàTrago(n)_21:45

Hey

Si aún quieres yo con gusto te

la como. ¿Dime dónde?

 

Esperé un rato, casi 10 minutos pero, al ver que no contestaba empecé a caminar hacia el metro. Cuando ya estaba llegando a la boca de metro el chaval me respondió:

 

BiActivo_21:59

Claro, estoy en el Boyberry

Vente

 

Nunca he sido muy fan de los bares y clubs a pesar de que me encanta ir de cruising pero es que no me gustan las grandes multitudes. Me disponía a decir que no cuando me mandó una foto de él (muy mono la verdad) y de sus 19cm. Eso último fue lo que me freno de lleno e hizo que diera media vuelta. Esa polla se veía demasiado jugosa. Gruesa, apuntando hacia arriba y acompañada de un par de huevos que se notaban estaban bien cargados. Siendo tan zorra como soy cómo le iba a decir que no.

VersßàTrago(n)_22:02

Vale, en 7mins estoy ahí

BiActivo_22:03

Ok. Escríbeme cuando ya estés aquí

VersßàTrago(n)_22:03

Ok

 

He de admitir que estaba algo nervioso porque tenía algo de tiempo que no iba al Boyberry. Mucho curro últimamente pero bueno, le iba a sacar al mayor provecho porque ya que iba pues ya me ponía e intentaba que al menos cayesen otras dos pollas más además del chaval. Con suerte, tal vez estuviese el camarero que me gustaba. Por regla general todos los chicos que trabajaban en el local estaban tremendos de una u otra manera pero este chico, cuyo nombre no sabía, destacaba un montón por esa barba definida que tenía cubriendo su excelente mandíbula esculpida por los dioses y esa sonrisa con sus colmillos que te invitaban ponerle el cuello o el culo ahí a su disposición.

 

Una vez dentro lo primero que hice fue escribir al chaval del Grindr para avisarle de que ya estaba dentro. Al terminar de escribir el móvil vibró y tenía un nuevo mensaje de un perfil sin foto.

SrXXL_22:12

¿Por qué me ignoras?

Sabes que quieres mi rabo en tu culo, deja de hacerte

el duro putita de mierda

 

Sin darle muchas vueltas, bloqueé el perfil y acto seguido le di mi abrigo al chico de la barra que, para mi pequeña decepción no era Mr. Colmillos. Pillé una Coca-Cola y justo se aparece por detrás el chaval. Era aún más guapo en persona. “Hey… ¿Bajamos?…” fue lo único que dijo. Cogí mi bebida y le seguí hasta la parte de bajo del local donde se encontraban las cabinas.

 

Era algo pronto, por lo que el local no estaba del todo lleno así que pudimos encontrar una cabina vacía sin problemas. Entramos y una vez dentro ninguno de los dos perdió tiempo. Empezamos besándonos, su lengua explorando mi boca, haciéndome gemir sutilmente mientras con mis manos buscaba mi premio… su rabo. Cuando mi mano entro en contacto con su paquete pude notar que esos 19cm eran reales. Me puse de rodillas mientras desabrochaba su pantalón. Cuando ya estaba de rodillas mi cara entro en contacto con su calzoncillo y pude sentir como su polla quería ser liberada. Intentó bajarse los calzoncillos pero no le dejé; Quería saborear y oler ese bóxer.

 

Acerqué mi nariz e inhale ese olor a polla mezclado con sudor y pre semen que me vuelve tan loco. Sin pensármelo dos veces empecé a comerle el rabo a través de los calzoncillos, mojándolos todos y oyendo como intentaba contener sus gemidos de placer. Una vez creía que ya le había tanteado lo suficiente comencé a bajarle los calzoncillos cuando su móvil empezó a vibrar e iluminar la cabina. El chaval leyó los mensajes que le habían enviado “Me temo que vamos a tener que acabar antes de lo pensado, mi novia me está esperando.”

 

Enseguida puse mi cara de póquer y entre una mezcla de cabreado y acelerado le dije que en 5 minutos acabaríamos. “Venga, pero muy rápido” me dijo antes de volver a bajarse los calzoncillos y meter sus 19cm en mi boca. Me folló la boca sin piedad intentando acabar lo más rápido posible. Empecé a sentir como la polla se engrosaba un poco más… más… hasta que… “Aaaaahhhh”. 3 chorros potentes de lefa caliente pasaron directamente por mi garganta. Pude sentir como bajaba la lefa mientras el sujetaba mi cabeza. Cuando su polla empezó a bajarse la sacó y se subió los pantalones rápido, sin poder dejarme siquiera saborearla y dejarle el rabo limpio.

 

“Gracias tío, siento lo rápido. Vamos hablando”. Sin más que decir me dejó ahí de rodillas cabreado no por lo rápido, que también, sino por no haber podido probar el sabor de su lefa.

 

Sin querer si quiera tocarme, me levanté y salí de la cabina. Me dirigí al baño cada vez más cabreado pensando en la lefa que no pude saborear. Eso sí, mi careto indicaba muy bien que me acababan de usar para desahogar sus frustraciones. Cogí el móvil para ver la hora y vi que tenía nuevos mensajes de la app:

 

XXL_22:27

¿Por qué sigues bloqueándome?

Soy muy buen dominante y siempre consigo

lo que quiero

Le vas a decir que no a esto

 

Era una foto de su polla o mejor dicho de su POLLÓN. Menuda herramienta tenía el cabrón, tendrían que ser más de 22cm eso seguro. No voy a negar que estaba muy  intrigado por saber quién era. Lo bueno fue que no tuve que esperar mucho ya que al rato me mandó otra foto de cuerpo entero enseñando su pollón. Para mi sorpresa o más bien decepción, reconocí esa magnífica escultura.

Se trataba de Amo XXL, el imbécil que me dijo hace un par de meses que no le gustaba. Ahora sí que estaba intrigado. ¿Por qué me está escribiendo ahora? Me pregunté. El caso es que no importaba mucho ya que por orgullo propio decidí bloquearle sin darle ni una oportunidad. Volví a mirarme en el espejo y listo, era hora de irme.

 

Al salir del baño me fijé que había un chico en la cabina de la que acababa de salir. El chico no se veía nada mal, de mi estatura, un poco rellenito, como yo, con barba, muy mono de cara y quizás lo más atrayente en ese momento, sus 18-19cm de polla que masturbaba de forma suave y picaresca sin dejar de mirarme en ningún momento.

 

Mientras pasaba por su lado, el chico me hizo señales de que me metiera en la cabina y dada las ganas que tenía de zampar y con las bolas azules con las que me habían dejado no pude negarme, así que entré, me coloqué de rodillas y esta vez sin perder nada de tiempo le baje los pantalones y los calzoncillos y empecé a tragarme ese rabo como si me fuese la vida en ello. Hasta el fondo y sin respirar, de dentro hacia fuera repitiendo el ciclo un par de veces. El olor a rabo era potente lo cual me animaba aún más a continuar con ello y seguir tragando hasta el final. “Para para para…” empezó a decir, tras unos 4 minutos de estar comiéndosela. Yo no quería parar pero él sacó su polla de mi boca sin avisar y dejándome con una sensación de vacío y furia que se tuvo que notar en mi cara, “Es que vas a hacer que me corra y aún te tengo que follar”. Me puse de pie a la vez que me bajaba los pantalones. El chaval empezó a azotarme fuerte y yo no hacía más que soltar pequeños gritos de placer. Harto de tanto preliminares, cogió un condón de su bolsillo y se lo colocó mientras yo me escupía los dedos para lubricar mi culete. Sin avisar, me metió su polla y empezó a follarme con fuerza sin parar. Por fin estaba recibiendo lo que quería.

 

Estaba en estado de gloria pero todo lo bueno dura poco ya que no llevábamos ni 3 minutos cuando… “Me voy a correr… tío, me voy a correr”. Intente posicionarme para recibir la leche en la boca: “Espera, córrete en mi—”… No me dio tiempo ni acabar la frase.“Aaaaaaaaah” fue lo único que dijo mientras echaba su batido proteico en el condón.

 

“¡Joe tío!, que culo más bueno tienes. No pude aguantarme”. Dijo el chaval mientras se colocaba de nuevo los pantalones.

 

“¡Ya veo! Jajajaja, Nada, gracias por la follada”. Fue lo que dije mientras pensaba que la noche no podía empeorar. Dos buenas pollas y sus dueños resultaron ser una decepción. El chaval se despidió dándome un pequeño beso y ahí quedó la cosa.

 

Salí de la cabina por segunda vez sin haber podido saborear mi recompensa. Tiene que ser un castigo del universo fue lo que pensé. Entré al baño para lavarme la cara y vi que tenía varias notificaciones del Grindr. Sin nada que perder aparentemente, entré en la app. Se trataba del pesado de nuevo.

 

YoXXL_22:40

¡Cómo me vuelvas a bloquear te vas a enterar!

 

Genial, ahora tenía hasta un stalker fue lo que pensé. Sin darle muchas más vueltas le volví a bloquear y guardé el móvil. Me iba a quedar sin leche por lo que se veía. Eché un último vistazo en el espejo y salí del baño.

 

Mientras pasaba por las cabinas, de repente, sentí como alguien me cogía del cuello por detrás y me metía dentro. Me pilló totalmente desprevenido por lo que me acojoné un poco. La persona cerró la puerta y me lanzó contra una de las paredes.

 

“Te dije que te ibas a enterar como me volvieses a bloquear”.

 

Ya sólo con esas pocas palabras pude imaginarme de quien se trataba a pesar de que no podía verle muy bien la cara por la ambientación del local.

 

“¿Cómo le vas a decir que no a esto?”. Intuí que se cogió el paquete mientras se acercaba lentamente a mí, como depredador que asecha poco a poco a su presa y juega con ella porque sabe que no tiene salida. Cuando estábamos cara a cara me di cuenta de que conocía al pesado:

 

“Eres uno de los polis que está frente al curro”.

 

No se molestó en responder, simplemente cogió una de mis manos y la acerco a su enorme paquete.

 

“No importa quién soy, lo único que importa es que me vas a comer la polla y que te voy a dejar con el culo bien abierto”. Le mire todo indignado por su actitud y le empujé para que me dejase ir pero en el momento en el que intenté abrir la puerta me cogió de los pantalones y me volvió a embestir contras la paredes de la cabina.

 

“¿Por qué el cambio de opinión?” le pregunté mientras me tenía sujeto a la pared pero no me respondió. Me quitó los pantalones junto con los suyos y acercó su enorme trazo de carne a mi culo.

 

“Antes no era consciente de lo buena mamona y zorrita que eras, ahora ya lo sé, así que ahora te haré mío”. Antes de que pudiese responder nada, empezó a comerme el cuello de forma apasionada lo cual me descolocó un montón. Para cuando quise retomar el control de mis actos era demasiado tarde, el pesado había trasladado la acción a mi oreja la cual siempre ha sido uno de mis puntos más débiles, o excitantes debería decir.

 

“Tuviste tu oportunidad machote, me temo que ya se pasó”. Intenté decirle entre cada toma de aire pero en realidad no quería que parase, quería ver hasta dónde estábamos dispuestos a llegar. “Aaaaaaah” fue el único sonido que mi boca fue capaz de reproducir. Cuando eche la vista hacia atrás observé que el pesado ya no estaba comiéndome la oreja, no, se había agachado, separado mis glúteos con sus manos enormes y su lengua comenzó a acariciar mi ano poco a poco, bordeando y tomándose su tiempo para explorar. Cuando ya se hizo una idea de mi culo, empezó a azotarme… SLAP!… SLAP!… a la vez que su lengua me invadía ahí abajo, dejándome en estado de euforia total.

 

Una vez que se hartó de salivarme el culo, se puso de pie, me dio media vuelta, me cogió del pelo y empezó a comerme los labios como si llevase años sin besar a nadie, años sin saber lo que era un buen contacto entre labios. Como todo lo que había hecho hasta ahora, el pesado lo hacía con pasión, rabia y lujuria, intentando demostrarme que él era el mejor en lo que hacía. Después de un pequeño rato tuve que empujarle un poco porque aunque estaba disfrutando de nuestra sesión de morreos, llegó un momento en el que me estaba quedando sin aire. Nos quedamos unos segundos mirándonos cara a cara y lo único que veía en sus ojos era lujuria. Para él yo era un mero objeto más con el que pretendía descargar sus frustraciones sexuales.

 

“Ahora sí que vas a tragar polla como es debido”. Puso sus manos sobre mis hombros y aplicando bastante fuerza, me puso de rodillas a la altura de su maravilloso rabo. Viéndolo de cerca pude corroborar que era una verdadera obra de arte. Gruesa, con la vena principal bastante visible, descapullado, con dos par de huevos enormes llenos de leche y un pequeño arbusto de vello que lo hacía aún más macho y excitante. “Venga, ponte a mamar” me dijo un par de veces pero yo por intentar mostrar algo de auto-control y orgullo propio no hacía más que resistirme.

Acercó su polla bien erecta a mis labios sellados y cuando se hartó de mis juegos, me cogió con una mano del pelo y con la otra me apretó la nariz para que no pudiese respirar. Tras unos 20 segundos no me quedó más remedio que abrir la boca para coger una bocanada de aire y en cuanto lo hice, él aprovechó para meter sus 24cm enteros de una sola clavada. Menos mal que tenía experiencia con pollones porque toda esa carne dentro mi garganta sin previo aviso, fue una buena sorpresa para mi pobre garganta dilatada. Con todo y ello tras unos segundos tuve que usar lo poco que tenía de energía para echarle un poco hacia atrás porque me estaba quedando sin aire.

 

“Se acabaron los juegos” me dijo tras empujarle. Se abalanzó sobre mí abofeteándome y obligándome a abrir la boca para meter su rabo una vez más. Esta vez opuse menos resistencia porque la verdad es que deseaba tener su rabo en mi boca y hacerlo mío, saborear hasta el último centímetro y poder sacarle hasta la última gota de leche.

 

El pesado se dio cuenta de mi cambio de actitud y no desaprovechó el momento. Me cogió a ambos lados de la cara y empezó a follarme la boca con una mezcla de rabia y deseo empujando ese rabo una y otra vez hasta que ya pude tragarme el último el centímetro y pude sentir sus vellos en mi nariz. Estaba en la gloria, estaba aguantando toda su polla dentro como un campeón y me sentía como una autentica zorra. Yo estaba tan empalmado que dolía y sobretodo creía que me iba a correr sin tocarme.

 

“¡Te gusta que utilice tu boca, no zorra!”.

“Eso es lo que eres, toda un puta zorra”.

 

Cada vez que me insultaba me ponía mil veces más cerdo. Me encantaba sentir que él tenía el control de la situación y como entre insulto e insulto me escupía en toda la cara añadiendo más humillación a la situación.

 

Para darle un descanso a mi garganta empecé a trabajarme solo la cabeza de la polla, jugando con mi lengua y mis labios. Esto pareció encantarle porque no paraba de animarme a que siguiese con ello mientras añadía más insultos a la mezcla.

 

Sin previo aviso me cogió del cuello y me puso de pie. Empezó a devorarme de nuevo los labios solo para que bajase la guardia y poder darme la vuelta y ponerme de nuevo contra la pared. Separó mis piernas y alineó su rabo con la apertura de mi culo. Sabía lo que se venía y lo esperaba ansioso. Estaba en el punto en el que deseaba, no, necesitaba que me follase y me violase ahí mismo, dejándome  el culo bien abierto y todo adolorido. Pero por supuesto no me lo iba a poner tan fácil.

 

“Suplícame que te la meta” empezó a tentarme con ello. Intenté mostrarme indiferente y le dije que si quería metérmela tendría que meterla a la fuerza.

 

“Dime que te la meta”. Empezó a susurrarme en modo macho alfa varias veces mientras empujaba un poco más su rabo entre mi culo pero sin llegar a penetrar. La situación no hacía más que ponerme más deseoso de ello pero no quería ceder y darle todo el poder. Pero él estaba dispuesto a esperar y sabía que si presionaba un poco más yo iba a acabar cediendo.

 

“Dime que te folle y que te haga mío, zorra”. Podía sentir como su cabeza empezaba a penetrar mi apertura. Este era el momento y lo quería cuanto antes pero para mi sorpresa se apartó un poco dejando una sensación de frio en mi culo que no me gustó nada.

 

“Dime que te reclame como la puta sumisa que eres”. Ya no pude aguantar más y así de espaldas como estaba cogí con mi mano su rabazo y me lo metí yo mismo en el culo.

 

“¡FOLLAME!”

 

No hizo falta que le dijese nada más. Sin darme oportunidad a que me ajustase a su grosor, me empotró con toda su fuerza contra la pared. La mezcla de dolor y placer fue absolutamente perfecta. Embestida tras embestida la sensación de éxtasis que recorría mi cuerpo era inigualable. Nunca nadie me había hecho sentir tanto placer. Mis gemidos no hacían más que confirmarle que estaba bajo su absoluto control.

 

Debieron pasar solo 15 minutos pero para mí fue una eternidad de placer, sentir como su rabo salía y me penetraba sin consideración ninguna. Las rodillas no paraban de temblarme y mis gemidos no hacían más que aumentar en volumen e intensidad. No quería que se acabase pero a la vez creía que me iba a desmayar del placer.

 

Para él también era una gozada ya que no por nada, pero mi señor culo sabe dar placer. Ya no hacía falta que él me clavase su rabo, yo mismo me lo clavaba sin que él se moviese de su posición.

 

Me cogió de la cintura y empezó a destrozarme más duro y más rápido, esta vez no puede aguantarme más y sin siquiera tocarme una sola vez, exploté con 3 chorros potentes de leche manchando toda la pared. No me lo podía creer. Nunca me había corrido sin tocarme. Estaba en estado de trance y mi cerebro desconectó por completo de la realidad.

 

“Limpia la pared” me dijo. Su voz de macho en estado de rabia me sacó del estado de trance en el que me encontraba y yo como la zorra obediente que era, acerqué mi lengua y limpié a medida que pude, hasta la última gota de leche de las paredes. Él, en ningún momento paró de follarme, es más, para asegurar aún más su control sobre mí, me cogió del cuello y empezó a follarme aún más duro, sin ningún tipo de piedad. Empecé a sentir como su rabo engordaba un poco más y como sus movimientos se volvían algo más erráticos lo cual solo podía significar una cosa.

 

“Dime que te preñe”.

 

Entre el calor del momento y las ganas que tenía de sentir su leche caliente en mi culo y chorreando por mis piernas no pude decir otra cosa más que, que me preñase y me hiciese todo suyo. No hicieron falta más palabras. Su polla explotó dentro sin piedad. 1 chorro, 2 chorros, 3 chorros, 4, 5 y 6 chorros de leche caliente y densa acompañados de sus gritos de macho eufórico.

 

Pasaron un par de minutos hasta que decidió sacar su polla de mi culo. La sensación de vacío era impresionante. No paraba de pensar que necesitaba que me la metiese de nuevo.

 

“¡Qué coño miras, venga! Ponte a limpiar mi rabo” y como un perrito faldero me puse de rodillas y empecé a lamer y tragar toda la leche que cubría su hombría. No quería que el momento se acabase, así que empecé a devorarle el rabo de nuevo, tragando hasta el final y masajeando su rabo con los músculos de mi garganta. Mi plan empezó a surtir efecto porque tras un par de minutos en ello pude sentir como su rabo crecía de nuevo. Con estas vistas de su pollón en estado puro me empalmé por completo otra vez, así que empecé a cascármela como una furia.

 

“Quieres más leche maricona, pues venga sigue. Te vas a hartar de leche”. Colocó sus manos sobre mi cara y empezó a follarme la boca de nuevo, sin compasión, con toda la fuerza que tenía y con solo un par de minutos más me sujeto de forma firme y empezó a correrse de nuevo. 4 nuevos chorros de lefa caliente en toda mi boca. La sensación, el olor, la textura y sobretodo el sabor eran demasiado y tras acelerar un poco el ritmo de mi paja me corrí de nuevo en toda mi mano.

 

“A ver, déjame ver esa leche en la boca” abrí mi boca y le enseñé sus 4 chorros blancos ahí retenidos.

 

“Bien, venga, trágatelo todo puta”. No fueron necesarias más órdenes. Me lo tragué absolutamente todo. Para añadirle más picardía, cogí la lefa de mi mano y empecé a tragarla toda, dejando mi mano más que limpia.

 

“Ven aquí zorrita”. Me cogió del cuello, me puso de pie y de nuevo forzó sus labios sobre los míos.

 

Cando ya quedo satisfecho del todo, empezó a vestirse sin decir ni una palabra. Yo estaba en modo shock. No sabía qué hacer, ni siquiera era capaz de coger mi ropa y vestirme. Una vez terminó de arreglarse me dijo que le dejase mi móvil. Me mostré algo reacio al principio pero me lo volvió a exigir esta vez con un tono más dominante y advirtiéndome que no le hiciese irritar mucho. Ese tono recorrió todo mi ser y activó de nuevo a esa zorra sumisa que llevo dentro. Cogí mi teléfono y se lo di. Lo acercó a mi cara, lo desbloqueo y empezó a buscar algo. No me atrevía a preguntarle que cojones estaba buscando. Sacó su móvil del bolsillo e hizo una foto a la pantalla de mi móvil y me lo regresó.

 

Enseñándome a qué era lo que le había hecho foto me di cuenta que era mi número de teléfono. Me dijo que ya estaríamos en contacto y con esa frase final, abrió la puerta y se marchó.

 

Después de unos 10 minutos vistiéndome e intentando salir de mi estado de trance, subí a la parte de arriba del local cubierto de una mezcla entre sudor, saliva y lefa. No me importó en absoluto tener esa apariencia. Demostraba a la gente que acababa de ser utilizado y que estaba encantado de ello.

 

Me acerqué a la barra y sorpresa… Mr. Colmillos estaba en la barra atendiendo. Se acercó y me echo una mirada que insinuaba que sabía lo que acababa de hacer pero la verdad es que no me importaba, yo estaba en estado de éxtasis puro. Le pedí una Coca-Cola para hidratarme un poco. No pudo evitar comentarme que se me veía muy contento a lo cual simplemente contesté que una vez más podía decir que había tenido un buen encuentro aquí en el local. Se echó a reír y me dijo que se alegraba. Mientras esperaba que me diesen mis cosas me fije que tenía un mensaje de WhatsApp de un tal Víctor en el que decía que ya estaba tardando. No había foto en el perfil por lo que era un contacto desconocido. Opté por ignorarlo y listo.

 

Mr. Colmillos me dio mi abrigo, me despedí y salí del Boyberry. Estaba lloviendo ahora y pensé en el buen trecho de trayecto que me esperaba hasta llegar a casa.

 

“Veo que no hemos aprendido nada, ¿no?”.

 

Levanté la mirada y para mi sorpresa y tal vez alegría ahí estaba, el pesado, esperando bajo un paraguas en modo stalker. No me atreví a contestar, no sabía que esperarme.

 

“¿Ignorándome otra vez?”. Se acercó a mí y de nuevo estábamos como empezamos, cara a cara yo emocionado, excitado y algo acojonado por la posible dirección que podía tomar este encuentro  y sin saber muy bien que hacer y qué decir; y él, con su mirada asesina y de lujuria asechándome una vez más como el depredador y macho alfa que era.

 

“¡Venga, vámonos!” me dijo mientras se dirigía a una de las motos que había aparcadas. Cogió un de los cascos y me lo ofreció. “¡Vamos, aún nos queda mucha noche!”.

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