Algunas noches callejeo, haciendo rutas de camino a mi casa, cada vez una calle diferente las mas vacías y oscuras.
De vez en cuando miro hacia atrás, para ver si me sigue alguien, son calles muy solitarias del centro de la ciudad, aun así no tengo miedo, aunque una parte de mi aparente que sí, para alimentar el morbo de que algo pueda pasarme.
Parece una película de terror porque en cualquier momento puede pasar algo malo y esa sensación me excita demasiado.
Hace unos días, en una de esas rutas nocturnas, sobre las 12 de la noche vi una esquina de la calle iluminada de verde, nunca había pasado por allí antes, en toda la calle apenas hay farolas así que acudí como una polilla atraído por la luz.
¿Qué es este sitio?, ¿Boyberry?, jamás había visto un bar así, dentro había hombres de todo tipo, podía verlos desde fuera. ¿Pero que hace esta gente a estas horas si apenas había un alma en las calles?, no tenia nada que hacer así que entré.
¿Qué se pide en estos sitios? Mire alrededor y la gente tenia botellines en las manos así que no quería llamar la atención, un tercio por favor le pedí al camarero. Miré a los tíos que tenia al lado, se estaban besando ¿serian novios o se acababan de conocer?, por como se tocaban diría que lo segundo, me paré a pensar y esa era la primera vez que veía a dos hombres besarse en vivo.
Todo lo que había visto hasta ahora había sido en películas o en videos de porno y era muy morboso mirar. Me acerque lo suficiente como para poder ver sus lenguas fuera de sus bocas lamiéndose pero sin incomodarles.
Estuve un rato allí mirando de reojo mientras bebía mi cerveza, hasta que dejaron de besarse, sonrieron y se fueron andando a través de una puerta de la que salía una luz roja, me quede mirando fijamente hacia esa luz, era mas potente que la verde que me había atraído hasta allí, tenia que entrar, tenia que seguirles… entré.
Al principio no veía gran cosa, estaba bastante oscuro, ¿a que huele aquí? Es una mezcla de sudores, ya había olido eso antes en la sauna de mi gym, ese vapor concentrado de sudores que se te pega en la piel, aspiré allí dentro varias veces como si fuera droga y se me nubló la vista.
En seguida se me hicieron los ojos a esa oscuridad roja, vale, hay dos personas en una barra de bar mirándome, creo que se me nota que soy nuevo aquí, disimula, me apoyé en la barra como ellos y empecé a entender donde estaba, esto lo había visto en pelis porno.
Justo se abrió una puerta y salió un chico de mi edad, a través de la puerta se veía una pared y un agujero, mire a los tíos que tenia al lado y decidí entrar cerrando la puerta.
Estaba bastante nervioso, me temblaban las manos así que deje el botellín en una repisa donde había papel seca manos.
Miré hacia arriba, luz roja, el cubículo apenas eran dos metros cuadrados. Por uno de los agujeros una mano me intentaba tocar, me aparté hasta pegarme a la otra pared donde salió otra mano de ese agujero, será mejor que me agache a mirar quien está en las otras cabinas.
Una de las manos era un señor bastante mayor, unos 55 años, con manos y dedos muy grandes, la verdad es que nunca me han tocados unas manos tan grandes, me acerque y me empezó a tocar la cara suave, me gustaba.
En otro agujero podía ver una boca sacando la lengua pero el aliento olía bastante fuerte así que no hice ni caso. Me fui al agujero que quedaba y vi a un tío de unos 40 años, agachado sonriéndome, yo le sonreí, creo que le había gustado, se levantó y se desabrochó el vaquero. Llevaba uno de esos calzoncillos que usaba mi padre, azules de cuadros, que no sujetan nada.
Cientos de veces, había visto a mi padre por casa, solamente con esos calzoncillos, tumbado en el sofá durmiendo la siesta, con una pierna subida y la otra en el suelo. Esos calzoncillos no sujetaban nada, solo tapaban y ni siquiera, porque siempre se le veían asomando los huevos y la polla por un lado de la pernera.
Siempre recuerdo esas tardes de verano, en la casa del campo, en las que no se podía estar fuera porque el sol era abrasador y las chicharras cantaban, en las que no podías hacer nada mas que dormirte y despertar cuando el sol ya se estuviera escondiendo. Yo sabia que si me iba al sofá y me dormía antes que mi padre después vendría él y se tumbaría al lado, subiendo la pierna encima mía, yo me hacia el dormido esperándole. Se fumaba su cigarro, se acababa el vino y siempre acababa viniendo al sofá. Poniendo su pierna encima del brazo del sofá en el que yo estaba apoyado y se dormía en seguida, a veces he pensado, ya mas mayor, que se hacia el dormido y que era consciente de que lo miraba a escondidas, pero esos ronquidos no eran de mentira, estaba profundamente dormido, porque a veces le pellizcaba en un huevo con las uñas y ni se movía.
Hay cosas de mi infancia que no recuerdo y recuerdos que se distorsionan según pasa el tiempo, pero aquellas tardes, han tenido siempre un hueco en algún rincón de mi mente, en el que solo entro cuando me masturbo y estoy apunto de correrme, esos segundos antes de eyacular, da igual en que video porno tenga perdida la mirada que acabo siempre con una ráfaga de su polla y sus huevos colgando y haciendo que me salga le lefa a borbotones.
Yo soñaba de niño con tener de mayor los huevos y la polla tan grande como la de mi padre, pero la verdad es que la mía era normal apenas 17 centímetros, grosor medio y los huevos también tamaño normal.
El tío de la cabina se desabrochó el botón del calzoncillo y con toda la mano se sacó la polla y los huevos y los metió por el agujero que daba a mi cabina, dejándolos colgando hacia mi.
Aparté la mano del señor, que me acariciaba la cara y fui directo a esa polla a tocarla, le agarre los huevos como hacia de adolescente con mi padre y ahora si me cerraba la mano, me dio mucho placer.
Mi cara estaba a apenas a dos centímetros de él y subí la piel de su polla, cerré los ojos y puse mi nariz en su glande, para oler ese sudor. Inhalé varias veces despacio y me desabroche el pantalón, bajándomelo hasta los tobillos y el calzoncillo también.
Me agarré la polla con la otra mano y mientras le agarraba los huevos, me metí su polla en la boca y la saboree un buen rato, succionándola como un chupete, se fue poniendo dura en mi boca y cada vez mas y mas gorda.
Me fue creciendo dentro de la garganta, hasta que ya no podía respirar, aguanté un minuto, concentrado en el sabor, con la mente totalmente en blanco. Su polla salía y entraba en mi boca golpeándome la cara contra el agujero mas y mas fuerte, hasta que se paró me la clavó en la garganta corriéndose dentro y tragándomelo todo sin opción.
Me la saque de la boca y el tío se lo recogió rápido.
¡¿Qué estoy haciendo?!, volví a la realidad, sentía la mano del señor de atrás tocándome el culo y mi polla chorreando lefa en el suelo, me había corrido sin tocarme.
Me abroche el pantalón, metiéndome la polla como pude porque aun la tenia tiesa, cogí mi cerveza y salí.
Volví a sentarme en el bar, había menos gente que cuando entré, en la boca tenia grumos de semen, pegué un trago de cerveza y me la acabé, miré a los tíos que estaban allí y sentía que todos me miraban, incluso los camareros, ¿me habrían visto desde otros agujeros mamándosela a un tío?, que vergüenza, aunque en este sitio todos vienen a lo mismo, no debería rayarme.
Ya no estaba cómodo, tenia que salir de allí.
Cogí mi chaqueta y me lancé a la calle oscura, alejándome de esa luz verde, ahora si es momento de irme a casa, agaché la cabeza por el frio y con las manos en los bolsillos, fui cruzando calles y mas calles, hasta que me di cuenta que no sabia a donde estaba yendo, se donde vivo, pero no es en esta dirección.
Me paré en seco y fui a sacar mi móvil, pero se me había apagado la batería.
Un poco mas adelante se acercaba un coche negro, no sabia si preguntar, lo cierto es que no tenia mas opciones porque esas calles no me sonaban de nada.
Se acercaba despacio por mi lado y al ver que estaba parado se paró y bajo la ventanilla, era un hombre moreno, corpulento y con traje.
_¿Qué haces solo a estas horas por aquí?
Tenia acento del Este, me quede en blanco unos segundos.
_Me he perdido, no se en que calle estoy, se me ha apagado el móvil.
_Sube y lo cargas, así te calientas un poco que estas tiritando.
Subí sin pensármelo mucho la verdad porque temblaba del frio y de lo nervioso que me había puesto, al sentarme caí en que era un conductor de Cabify.
Arrancó y nos fuimos de allí.
_Coge el cable que esta colgando y lo enchufas puedes dejar el móvil mientras ahí cargando. Me llamo Niko.
_Yo Sergio, gracias por dejarme cargarlo. (me temblaba la voz)
Él se rio porque apenas me salía la voz.
_¿Y donde vives?, si no es muy lejos puedo llevarte, ya he acabado mi turno.
_No muy lejos, con que me lleves a algún metro.
_Ya no hay metro, esta todo cerrado.
_Vivo cerca del metro Puerta del Ángel.
_¿Y de donde vienes a estas horas? Que te has perdido.
_De un bar que acabo de conocer, no había estado nunca.
_Y ¿qué clase de bar esta abierto a estas horas?
_Un bar gay de sexo y acabo de comerme una polla por primera vez.
_¡¿En serio?! Y ¿te ha gustado? (yo asentí con la cabeza)
Se llevo la mano al paquete y se lo tocó mientras conducía con la otra mano, yo le mire de reojo, la verdad es que tenia unos muslos enormes y las manos también. Tenia pinta de portero de seguridad.
_¿De donde eres?
_Bulgaria (se hizo un silencio, me cogió la mano y me la llevó a su paquete) ¿Te has quedado con hambre?.
Me agaché por debajo de su brazo y le desabroché el pantalón, metí la mano en su calzoncillo y le saque todo, era perfecta, estaba toda dura como una piedra y el glande era enorme y brillaba. Él me cogió la cabeza por detrás con su mano enorme y me empujó la cabeza hasta su polla metiéndomela entera.
Él seguía conduciendo concentrado y yo concentrado en darle placer con mi lengua, se la lamia como un helado porque estaba tan dura que me dolía abrir tanto la boca en esa postura. Yo con los ojos cerrados, la mano en sus huevos acariciándolos y mi lengua sintiendo cada vena que palpitaba y se hacia gorda.
_Me voy a correr nene, chúpamela, chupa.
Me empujaba la cabeza contra sus huevos con fuerza, no podía respirar porque su polla gordísima estaba toda dentro de mi garganta. Su mano me soltó la cabeza y se metió en mi calzoncillo, la tenia caliente y me tocó el culo abriéndomelo con un dedo, no sabia que me daba tanto placer que otro tío me metiera un dedo, me sentía dominado totalmente.
Paró el coche en un hueco y lo aparcó. Apagándolo.
_Tu sigue niño, cómeme la polla entera, que estoy a punto.
Tenia todo su dedo metido en mi culo y no paraba de moverlo, no se donde estaba tocando dentro de mi pero me daban calambres en las piernas del placer, era muy bruto.
Mi saliva chorreaba por toda su polla. Con los labios le movía la piel de arriba abajo, tenia mucha piel.
_Me corro niño, traga!
Sacó su dedo de golpe de mi culo y me empujó la cabeza contra su polla aplastándomela mientras su uretra empujaba lefa dentro de mi garganta.
_Ahhh!!! Trágatela toda cabrón, jodeeeeer, trágate mi lefa nene.
Y me la tragué entera al igual que el tío del bar, los dos se corrieron dentro y sentí por segunda vez un rabo corriéndose dentro de mi garganta y como deslizaba hasta mi tripa, era como una droga.
Me levanté y noté que me había vuelto a correr sin ni siquiera habérmela sacado del pantalón, estaba todo el calzoncillo mojado. Me cogió de la barbilla y me miró fijamente.
_Mi niño guapo, que bien la chupas cabrón, es la mejor mamada que me han hecho.
Yo sonreí mientras me limpiaba con la mano toda la saliva y lefa que me chorreaba de la boca y lamiéndome la mano después como un gatito. Mientras me acariciaba el pelo como si fuera un niño pequeño.
_¿Vives por aquí verdad? El metro esta mas para adelante.
_Creo que si.
Me desabroche el cinturón y le di las gracias. Él se estaba limpiando la polla, todavía dura con un papel y me dijo adiós con la mano mientras salía.
No tenia ni idea de donde estaba, la verdad, pero me fui andando por esa calle pensando en lo que había pasado y saboreando de nuevo los grumos de lefa que aun quedaban en mi lengua. ¿Dónde estoy?, llevé mi mano al bolsillo derecho de mi bomber para sacar el móvil, mierdaaaaa mi móvil!!!
Me paré en seco y me di la vuelta corriendo, hacia donde habíamos estado aparcados, pero estaba el hueco vacío, ya se había ido… jodeeeerr no me puede estar pasando esto, no se ni que hora es, deben de ser las tres y ni siquiera se donde estoy. Oigo un pitido de un coche y me giro, era él con la ventanilla bajada y mi móvil en la mano.
_Menos mal!!! Muchas gracias.
Me agaché a darle un beso de la emoción y se rio, arrancó y se fue moviéndome el brazo por fuera de la ventanilla.
Esa noche fue la primera vez que le comí la polla a un tío, y encima a dos y pollones, eso no se me borrará nunca.
Desde entonces, andar por las noches callejeando sin rumbo tienen otro sentido.
Me encantaría volver a coincidir con ese tío y volver a montarme en su coche a comérsela.
Me encantaría que volviera a pasarme algo así, aunque fuera con otro hombre, o que un chico me mire en una de esas calles oscuras y yo me ponga de rodillas en el suelo para que se la saque y la meta en mi boca.
Quiero sentirme dominado y que me utilicen. Tengo que encontrar al siguiente pollón que me de su lefa.
No sabia que el semen de un hombre me podía hacer sentir tan bien.
Esta noche puede que sea aún mejor, estoy volviendo a ese bar del centro y esta vez es diferente porque no me da miedo nada.