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La sorpresa de bienvenida a mi novio

Mi novio se fue una semana de viaje por trabajo, llevábamos saliendo año y medio y nos habíamos mudado juntos hacía relativamente poco, y esta iba a ser la primera semana desde que vivimos juntos que iba a estar sin él. Él es un hombre de 27 años de ojos claros, rapado, con buen cuerpo (vamos al gimnasio juntos e intenta entrenarme), vello recortadito por todo el torso, y una polla bien gorda de 17 cm con la que me folla y me da de mamar todos los días. Yo soy un chico de 20 años delgado, pero algo fibrado, de ojos castaños y pelo largo que acostumbro a llevar recogido en un moño.

 

Siempre habíamos tenido una relación cerrada, pero tras año y medio se había empezado a calentar la cosa, fantaseando con la idea de tríos, o viéndonos follar con otro. La idea de verme como una zorrita que se deja follar por otros hombres le quedó en la cabeza a mi novio, y por ese motivo decidió dejarme una “misión” para esa semana que él iba a estar fuera.

 

Cuando se fue de viaje me dijo que me había dejado un pequeño paquete en la cama, pero que debía abrirlo el martes por la mañana, día en el que él volvía del viaje. Una vez llegado el martes, pude abrir el paquete, en él se encontraba una carta con el siguiente mensaje: “Quiero que te pongas esto y seas una zorrita, que vayas esta tarde a Boyberry, para poder follarte esta noche el culo bien abierto por otras pollas”.  En el paquete también había un suspensorio. Me puse súper nervioso, nunca había ido a Boyberry, pero sabía que mi novio sí, ya que me había contado anécdotas, que me habían puesto muy caliente, de algún día que él había ido ahí.

 

Por un momento dudé de si hacerlo, estaba muy nervioso, ya que no había ido nunca a ningún lugar como ese, y desde que empecé con mi novio no había follado con ningún otro hombre. Pero solo sosteniendo la carta y el suspensorio en mi mano ya me estaba empalmando y imaginándome lo que podía pasar ahí dentro, así que, sin pensarlo mucho más, me puse el suspensorio y me dirigí al local.

 

Al llegar entré con algo de miedo, como haciendo ver que me había confundido de lugar, pero al dirigirme al mostrador traté de calmarme y pedí entrada. El dependiente me atendió de forma muy amable, pero de repente me dijo; “Hoy es el día de gallumbos, solo se permite la entrada en ropa interior”. Contesté que “claro, que, sin problema”, tratando de que no se notase que no lo sabía y que estaba entrando en pánico, no solo iba a entrar en ropa interior, iba entrar en suspensorio. Ahí entendí porque mi novio me lo había regalado. Pero ya no había vuelta atrás. Cuando empecé a quitarme la ropa llegaron un par de tío más que empezaron a desnudarse también a mi lado, eso me quitó todas mis dudas ver sus cuerpos y los paquetes que marcaban ya en sus calzoncillos. No había entrado y ya estaba deseando arrodillarme y poner mi cara en esos paquetes.

 

Decidí dar primero una vuelta para ver como era el local, y ver un poco las zonas, aunque mi mirada iba a todos los cuerpos, paquetes y culos de los tíos paseándose en gallumbos o suspensorios. Empezaba a ponerme cachondo la situación y no aguantaba más, tenía que ponerme a cazar al primer tío con el que follar. Girando una esquina vi a un par de tíos que estaban bastante buenos enrollándose, no podía decidir de cuál de los dos tener envidia, porque los dos me pusieron cachondo instantáneamente. Estaban en las puertas de una cabina, solo morreándose. Uno de los dos vio que estaba mirándolos y me mantuvo la mirada, se sacó de los calzoncillos la polla ya dura y con la mirada me invitó a unirme. Me dirigí hacía ahí, y cuando ya estaba cerca me agarró por el culo y me metió en la cabina junto al otro chico cerrando la puerta. El primero, un tío fibrado con algo de vello de unos veintitantos y el segundo un chico más gordito y bastante peludo que también estaba tremendo. Me arrodillé ante esas dos pollas que ya estaban goteando y me metí la primera en la boca. Era la primera polla que me comía que no fuera la de mi novio en año y medio, y quería disfrutarla bien. Me la metía hasta la garganta, suave, pero con ganas, mientras pajeaba la polla del otro chico, que era algo más pequeña, pero estaba también deseando metérmela en la boca. Estuve mamando esos dos rabos un buen rato, mientras los escuchaba gemir y se morreaban, hasta que el segundo chico me agarró del pelo, que llevaba recogido en un moño, y empezó a follarme bruscamente la boca. Me puse cachondo porque sabía lo que venía. Me inundó de toda su leche mientras soltaba gemidos teniendo toda su polla hasta mi garganta y apretando la cabeza para que ni una gota saliese de mi garganta. No tuve opción, me la había tragado toda, me puse cachondísimo y quería más de eso. Quería más polla, quería más leche, pero aún no había hecho lo que más quería. Que me follasen bien el culo.

 

El primer chico, que la tenía más grande, dijo que se iba a correr también, pero le pregunté si antes quería follarme antes. Me agarró el culo y accedió, pero me dijo que le siguiese. Bajamos unas escaleras y llegamos a un sótano al que aún no había ido. Ahí la cosa estaba más activa. Muchos me miraban, había varios mamando o incluso follando delante de todos. Cuando llegamos no me llevó a ninguna cabina, si no a una especie de cama que había en ese sótano. Realmente era más cómodo para follarme, pero íbamos a estar delante de todos. Me lo pensé y realmente me daba morbo la idea de que me viesen mientras me follaban. Sin pensarlo, subí a la cama y me puse a cuatro patas, mostrando mi culo, resaltado por el suspensorio, al chico. Empezó a metérmela lentamente y empecé a soltar los primeros gemidos que atrajeron a algunos curiosos que querían ver que estaba sucediendo.

 

Cuando ya tenía su polla entera dentro empezó a follarme, poco a poco, pero con fuerza, para luego aumentar el ritmo, hasta notar como la sacaba casi por completo y me embestía golpeando sus huevos contra mi culo y haciéndome poner los ojos en blanco del placer de notar esa polla embistiéndome. Al poco rato él empezó a gemir sin bajar el ritmo de la follada y noté como me inyectaba toda su leche en mi culo. La sacó suavemente, y apreté mi agujero para que toda la leche se quedara dentro y no saliera ni una gota. Me dio una cachetada en el culo y se apartó, pero cuando miré a mi alrededor estábamos rodeados de tíos que se habían sacado ya la polla de su ropa interior y se la estaban cascando viendo como me follaban.

 

Realmente como se la había estado chupando un buen rato se corrió bastante rápido, y yo seguía queriendo más follada, y pude ver que no faltaban candidatos. Me fijé en uno de los que se estaba pajeando, un chico con barba que estaba muy bueno, y con la mirada le invité a ser el siguiente en follarme. Se puso detrás de mi y procedió a metérmela, pero esta vez, entera de golpe, ya que estaba bien lubricado y abierto. Tenía buena técnica ya que con cada movimiento de cadera me hacía ver las estrellas. Llevé mi mano a mi polla, y había empapado el suspensorio de precum de todo el rato que me habían estado “masajeando” la próstata con sus pollas. De repente alguien subió a la cama, se puso de rodillas ante mi, dejando su polla en mi cara. Se trataba de un tío rubio, algo musculado y con una polla ENORME, sin exagerar de más de 20 centímetros y algo gorda. Ni lo dudé y me la metí entera en la boca, él me agarró del pelo y empezó a follármela.

 

Me empezaba a marear de como me estaban sacudiendo taladrándome los dos agujeros, hasta que el chico de detrás paró en seco con su polla entera dentro soltando un buen gemido e inundándome el culo con toda su leche. Sin perder un segundo, di media vuelta para así quedar a cuatro de espaldas al rubio y poder ofrecerle mi culo a esa polla enorme que me había estado comiendo. En nada también me la metió de golpe, y la pude notar llegando mucho más hondo que las otras dos. Me hizo perder el sentido, me faltaba el aire para aguantar el pollón que me estaba destrozando el culo. Quedé cara al borde de esa cama y tenía todas las pollas de los mirones pajeándose delante de mí, se iban rotando para metérmela en la boca, noté como algunos se corrían, ya fuera dentro de mi boca, o llenándome la cara de chorros de leche. No podía reaccionar, estaba cachondísimo aguantando la follada del otro tío y chupando las pollas que podía mientras la lefa goteaba por mi barbilla. Llegó el punto donde podía aguantar más, iba a dirigir mi mano a mi polla para tocarme y poder acabar, cuando noté que alguien se metió mi polla entera dentro de su boca. Un chaval joven se había tumbado boca arriba en la cama para mamármela. Con ese ritmo y mientras me la mamaban no iba a durar mucho más, así que susurré que me iba a correr. El rubio al oírlo aumentó el ritmo y empezó a gemir y a embestirme muy fuerte, y a cada embestida podía notar mi polla llegar a la garganta del chaval que me la estaba mamando. Finalmente noté como ese pollón descargaba toda su corrida en mi culo y no pude evitar correrme y soltar mi leche en la boca del chico, llenándole de toda esa leche que llevaba aguantando después de tres folladas. Le comí la boca al rubio como despedida y agradecimiento por semejante follada, y después al chico joven por habérmela comido y haberme sacado la leche.

 

Al ver la hora que era, me dirigí corriendo a casa, quedaba poco para que mi novio volviese del viaje. Al llegar me volví a desvestir, quedándome solo en suspensorios, me puse a cuatro patas en el suelo de la entrada para así esperarle, con el culo en pompa, bien abierto, e inundado de la leche de esos tres polvazos y desprendiendo ese olor a sexo y lefa que queda tras una buena tarde de folladas en Boyberry.

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