Desperté… Sentí como el aire rozaba mi piel. Entre sábanas, con el torso desnudo, la fragancia de la noche recorría todo mi cuerpo. Me encontraría amarrado a mi cama… No tenía idea de lo que pasaba. No recuerdo nada… Solo sé que me vendaron los ojos y que alguien me poseía. De repente entro alguien en la habitación, con la cara tapada, me desato una de las manos y dejo la llave a mi alcance y se marchó. Entre pensamientos me levante. Las piernas me temblaban, mi corazón latía más fuerte de lo habitual.
Deslice mis boxers suavemente hacia abajo y entre al baño a darme una ducha fría. Saliendo de la ducha, se encendió una llama dentro de mí y decidí conectar mi teléfono. Comencé a leer un mensaje que me había llegado: “Buenos días, estaba mirando tus fotos y me has puesto la piel de gallina, has hecho recorrer un escalofrió por todo mi cuerpo y hervir la sangre por mis venas. Si quieres quedar podríamos ir al Boyberry”. Mi cuerpo despertó curiosidad y empecé a mirar por internet. Decidí ir a explorar el local por mí mismo.
En la entrada mi mirada se desvió de las películas hacia un chico que las estaba observando. Todo seguido entre hacia dentro. El chico entras detrás de mí y me siguió. Entremos en una de las cabinas, cerré la puerta suavemente a sus espaldas y le empecé a besar. Mi corazón se aceleró, nos besamos con tanta pasión, ardió el fuego de nuestro interior. Poco a poco fui bajando por su cuerpo semidesnudo besando desde su cuello hasta abajo. Comencé a comerle el capullo suavemente y fui introduciéndola en la boca hasta la campanilla.
Recargo su cabeza entre mis piernas y empezó a ver como mi ano se contraía. Me cubrí la cara con las palmas de las manos y clave los dientes en ellas cuando me introdujo la lengua, me la introducía y sacaba y con ella trazaba lentamente sobre mi circunferencia del ano, antes de volver a introducírmela. De repente paro y salió de la cabina. Yo no entendía lo que pasaba. Me dirigí al lavabo, utilice el retrete y me lave las manos, antes de colocarme frente al espejo que hay detrás del lavabo.
Baje al piso de abajo detrás de un hombre. Me bajo los pantalones y empezó a lamérmela como una perrita, le hice sacar la zorra que llevaba dentro. Al rato salió de una de las cabinas aquel chico, llevaba toda la cara llena de lefa, se giró y se dirigió hacia el lavabo. Mientras tanto yo seguía un tanto ocupado, y se acercó otro hombre. Los tres estuvimos un rato bien largo ocupados y con los cuerpos sudorosos.
Decidí parar e ir en busca del chico. Quería recorrer con mi boca cada parte de su cuerpo. Le busque desesperadamente. Solo en pensar en sentirle sobre mi cuerpo desnudo… Necesitaba sentir su calor. Al final me tumbe en la cama, echando en falta sus labios carnosos, su cuerpo atlético,… De repente, apareció como un suspiro. Haciendo un 69 se acomodó. Nuestros cuerpos hambrientos con deseo por besar nuestras bocas y sumergir-nos en sexo sin pudor.
Pose mis labios sobre su piel, recorrí cada centímetro de él sintiendo su calor. Estábamos desnudos, su suavidad es inmensa, mis dedos temblaban y su respiración cada vez era más intensa.
Mientras me besaba apasionadamente y me mordisqueaba el labio inferior, iba sintiendo su cuerpo caliente como la lava y la fuerza salvaje de su pasión. Todo acabo cuando de los dos salió la llama de nuestro interior.