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El padre del compañero de mi hermana pequeña

Era un martes cualquiera, estaba aburrido en casa, con pocas ganas de nada y algo deprimido porque mi ex tenía un nuevo novio. Mientras dabas vueltas por mi cama sin saber que hacer, me acordé de que los martes son jóvenes, por lo menos en Boyberry, donde hay un 2×1 en copas para jóvenes. Así que me puse una camiseta blanca y unos vaqueros y tiré para allí.  Boyberry es el bar al que al principio te da vergüenza ir, hasta que entras y ves que es un sitio normal (con zona oscura y sex shop) pero al fin y al cabo un bar. Hacía tiempo que no iba, por lo que tenía aún más ganas de entrar y ver lo que se cocía dentro. Cuando entré había un camarero nuevo, un chico rubito y alto de lo más agradable. Pedí una copa de jägger con redbull, al camarero le pareció curioso que pidiera algo tan fuerte, a las 6 de la tarde. Le dije que tenía un día malo y empezamos a charlar, la vida. Mientras estaba en la barra, notaba como el ambiente se iba animando, pero tenía pocas ganas de nada. Por lo menos eso pensaba, hasta que entró un hombre de unos 38 años que me era muy familiar. Era el típico tío alto, en forma, con barba y con una mirada muy penetrante. Me quedé embobado mirándole hasta que caí en quien era. Resulta que era el padre buenorro de uno de los compañeros de mi hermana pequeña, cuando me di cuenta, me sonrojé y miré hacia otro lado, pero seguí mirándole de reojo. En una de estas miraditas, las cruzamos y me sonrío y me guiñó el ojo, para luego dirigirse a la zona del cuarto oscuro. Me ponía demasiado ese hombre, así que le pedí un chupito al camarero y fui directo a su búsqueda.

No había nada más morboso que los pasillos de la zona oscura, mientras caminaba por ella empecé a recordar parte de mis batallitas en Boyberry. Cuando entré por primera vez en los glory holes, y empecé chupando una polla gorda, y venosa. Comencé a lamerle el capullo y luego me la metí entera en la boca. Mientras chupaba ese rabo, apareció otra polla. Esta era negra, con lo que me gustan a mis las pollas negras. Tenía el glande oscuro, casi de color morado y el tronco era gordo, rígido y del color del chocolate, era muy apetitosa. La pajeé y como si fuera un acaramelo me la metí en la boca de golpe hasta el fondo. Pero la cosa no acabó aquí y es que aparecieron otros dos rabos más, no daba abasto. Iba alternando mis bocas entre polla y polla hasta que se corrieron los cuatro en mi cara. Cuatro corridas, de cuatro hombres y de cuatro leches diferentes por toda mi cara.

Mientras iba en busca de mi daddy (nunca mejor dicho), notaba como diferentes manos rozaban mi paquete o mi culo. Eso me dio más fuerza para buscar a mi objetivo. Lo encontré en la segunda planta, al lado de las cabinas la abrió se dispuso a entrar. Yo como como una buena zorrita, abrí la puerta detrás de él y entré.

Cuando vio que era yo, sonrío y me dijo “El nene quiere polla, eh”. Acto seguido se sentó en la camilla y se sacó el rabo. Aquella polla era un monumento, tenía el glande rosado era grande, pero sin exagerar, unos 20 centímetros y tenía el grosor perfecto. Era la polla más bonita y perfecta que había visto nunca, como una perra en celo me puse de rodillas y empecé a olerle el rabo, olía a hombre. Luego me la metí en la boca, pero fui poco a poco para disfrutarla. Primero lamí el glande con la lengua para después recorrer cada centímetro de su polla. Lo lamí como si fuese un helado, y cada vez que caí el líquido preseminal iba directo con mi lengua para saborearlo. Después de hacer una buena chupeteada con la lengua, proseguí a metérmela poco a poco en la boca. Primero el glande y luego me la metí entera, hasta el fondo de la garganta donde notaba como se iba poniendo cada vez más dura. Él ante esto, se puso de pie me cogió la cabeza bruscamente y empezó a follarme la garganta, la sacaba y me la metía hasta el fondo. Yo comenzaba a lubricar muchísimo aquella sensación de la polla entrando y saliendo de mi garganta me volvía loco, aunque también me daban arcadas y cada vez mas fuertes. En una de estas arcadas sin querer cerré un poco la boca con lo que le rocé mínimamente con los dientes. “Auch, eres un niño muy malo” se quejó y luego me dio una bofetada en la cara y me abrió la boca pare escupirme dentro. “Te mereces un castigo” me dijo mientras se sentaba de nuevo en la camilla, me señaló sus piernas y me acosté en su regazo. Una vez acostado, me bajó los pantalones y colocó mi polla entre sus piernas y con el culo al aire me dio un par de azotes.  Yo grité de excitación, por lo que me tapo la boca con unas de sus manos y volvió a azotarme; esta vez lo hizo con mas fuerza. Alternaba el cachete izquierdo con el derecho mientras. me decía que era un buen chico. Me dejó el culo rojo y yo empapé su pierna con todo el liquido preseminal que había lubricado. “Muy buen chico, ahora te mereces una recompensa” me colocó encima de la camilla y me dijo que me pusiera a cuatro patas. Una vez colocado empezó a lamerle el culo lentamente, primero pasó su lengua alrededor de mi ano, hasta que me la metió dentro de mi ojete y me morí de placer. Sentía como su lengua caliente y húmeda recorría todo mi ojete hasta meterse dentro, más adelante comenzó a alternar su lengua y sus dedos. Y sin querer tenía el culo ya dilatado, cuando paró me dijo “Haz sentir bien a tu papi” y se sentó en la camilla. Me hizo un gesto para que me montara encima de su rabo, y fue lo que hice. Me fui metiendo su polla poco a poco por mi culo hasta que la metí entera y el me cogió de la cadera y comenzó a moverla de hacia arriba y abajo. Sentía su polla caliente y dura dentro de mí y sus brazos apretándome con firmeza la cadera. “Ahora tú solo, como papi te ha enseñado” me dijo, y empecé a mover mi culo y mi cadera esta vez sin su ayuda. Lo único que pasaba por mi mente, era satisfacer al hombre que me estaba follando. “Más rápido” me dijo mientras me azotaba con fuerza, y empecé a moverme con mayor velocidad hasta que sentí como su semen se propagaba por mi recto. Se había corrido tanto y estaba tan calentito su semen que yo también me corrí sin que tuviera que tocarme la polla. “Así me gustan los nenes, que sean buenos y esté bien educados” me dijo mientras se sacaba la polla de mi culo, y me dio un beso con lengua como si fuera una recompensa y se marchó

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