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Bendito paquete de tabaco

Estábamos en verano y no podía dormir, cuando no conseguía dormirme rápido me ponía nervioso y con el calor insoportable de la noche de Madrid era imposible. Me levante a encenderme un cigarro y vi que me quedaban dos, si me iba a costar un rato más dormirme no lo iba hacer porque ahora pensaría en que no tengo tabaco suficiente. Decidí salir a comprar tabaco y ya que me había desvelado, pensé en que un encuentro con algún chico guapo que estuviese cachondo no me vendría mal. Me duché, me preparé, cogí condones y me puse mi suspensorio favorito de Barcode una camiseta bien ajustada y vaqueros. Me dispuse a salir. Nada más salir del portal empiezo a recibir mensajes, pero ninguno interesante. Paso por diferentes restaurantes y bares y no me decidí a entrar en ninguno ya que los locales del barrio no me gustan ninguno para entrar, anduve cinco minutos más y me topé con el Boyberry. Nunca había entrado porque no me llamaba la atención, pero prefería entrar ahí a comprar tabaco, iba a ser solo un momento.

Al entrar le pregunté al camarero si la máquina estaba activada, me asintió con la cabeza y comencé a introducir las monedas. Me agaché a recoger el cambio cuando de repente me dijo un chico:

-Bonito suspensorio

No supe cómo reaccionar porque no me lo esperaba, cuando me giré el chico era muy guapo, alto, moreno y fibrado, debíamos de tener la misma edad, 25 años. Le dije que gracias, no sabía que más decir.

– ¿Porque no te tomas algo conmigo? Me preguntó.

Dudé un momento porque no era lo que yo tenía previsto, pero accedí. Comenzamos a hablar y teníamos bastantes cosas en común como la edad, aficiones, etc… La verdad fue un acierto quedarme porque lo estaba pasando muy bien, excepto que me sentía observado por un hombre maduro que teníamos enfrente pero muy guapo, alto, moreno, con grandes brazos y tenía en el brazo derecho un tatuaje con una serpiente enrollada espectacular. Aun así, yo sólo me centraba en el chico joven que conocí. Me propuso enseñarme el local a lo que accedí.

Nos metimos en una de las cabinas y nos empezamos a besar, me encantaba como lo hacía, los dos lo hacíamos con la misma intensidad, nos gustamos mucho y se notaba, nos quitamos la camiseta y el llevaba un arnés y me puse como loco a tocarle los pectorales. El paso de mi boca a mi cuello y de ahí a los pezones, es algo que me vuelve loco.

– Te gusta como lo hago?

– Me encanta, no pares. Le respondí

– Me gusta mucho tu piercing en el pezón Le dije que podía jugar con el cómo quisiera. A la vez que me lo comía me desabrochaba los pantalones, paro de comerme el pezón y fue directo a comerme el culo. Lo hacía de lujo, mi polla iba a reventar, me giré y le empecé a follar la boca y le encantaba como lo hacía. Terminó mi turno como activo y pase a comerle la polla y era deliciosa no paraba de comérsela, le chupaba bien el capullo, me la metía hasta el fondo los 18cm, me suplicaba que no parase, y no lo hacía, se perfectamente como hacer disfrutar. Me dijo:

-Tío me encantas, me pones muy cachondo, ¿quieres follarme o te follo yo a ti?

Mi respuesta fue girarle, bajarle los pantalones y empezar a comerle bien el culo y a escupírselo. A los 5 minutos me dijo que no aguantaba más y que le metiese la polla. Se la clavé y me encantaba su culo por otra parte estaba deseando que me follase también a mí, pero quería disfrutar del culo que me estaba follando contra la pared y era increíble, le agarraba del arnés y le clavaba bien la polla. A los 10 minutos paré y aprovecho el para follarme a mí. Yo me puse en el suelo con el culo bien abierto y empezó a taladrarme. Al poco rato alguien llamaba a la puerta, abrió y era el tío maduro que nos miraba mientras conversábamos al principio de todo. Él lo invitó y para mí no fue problema. Mi nuevo amigo me seguía follando mientras que el tío maduro se pajeaba y se le ponía más dura la polla. Paró de follarme y el tío maduro me invitó a chuparle la polla a lo que accedí y mi nuevo amigo me acompañó a ello y cuando estábamos los dos de rodillas nos metíamos mutuamente los dedos en el culo, me encantaba… Al tío que tenía pinta de activo, quería llevar el control de la situación. A los dos nos puso contra la pared y empezó a follarme primero a mí, mientras que el otro me veía disfrutar. Miré a los dos y vi cierto parecido, pero no le di importancia, en ese momento se guiñaron el ojo. Yo disfrutaba de la follada se acercó a mi oído y me dijo:

– Te gusta que te fisteen el culo?

A lo que respondí que, si y le dije que también se lo hiciera al otro chico, a lo que respondió:

– A mi hijo le encanta. Mi cara fue un poema. Entre los dos rieron y me dijo el joven:

– Somos padre e hijo, espero que no te importe o te parezca que somos unos raros. Me puso a mil la situación, no les dije nada solo acerqué la mano del tío a mi culo y empezó a lubricarle con jlube y les sonreí, quería disfrutar de la situación tan morbosa que nunca me había ocurrido.

Contra la pared nos empezó a dilatar más el culo a los dos y nos retorcíamos de placer y todavía no nos había metido el puño pensé. Cinco minutos después y listo, los dos teníamos el puño dentro de nuestro culo y era increíble. Nos besábamos mutuamente y a veces los tres a la vez. No creía en la situación en la que estaba. Cuando miraba atrás veía su cara de placer fisteando dos culos, yo no aguanté más y me corrí, fue un orgasmo increíble todavía teniendo el puño del tío en mi culo y de verme a mi sé corrió su hijo. Nos sacó el puño del culo y soltamos un alarido, nos agachamos y yo le chupaba el capullo mientras que su hijo le chupaba los huevos, me apartó, levantó a su hijo y se corrió en nuestra boca, no nos apartamos hasta que no soltó la última gota. El joven y yo nos empezamos a besar con la leche de su padre en la boca y me encantó la sensación. El padre dijo que era tarde y que tenían que ir a casa porque su mujer sospecharía de dónde podrían estar. Me dijeron que me apuntase sus teléfonos y que estarían encantados los dos de volver a quedar conmigo, juntos o por separado. Les guardé y nos despedimos.

 

Fue inolvidable mi primera vez en el Boyberry nunca imaginé que fuera a tener una situación tan morbosa como aquella noche, nunca me arrepentiré porque después de esa, quedé con ellos de nuevo en su casa y sin palabras…

¡¡Bendito tabaco!!

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